El Museo de Bellas Artes de Bilbao inicia este año 2022 un nuevo y ambicioso proyecto de expansión arquitectónica con el que quiere reclamar un mayor protagonismo en la formulación de la atractiva oferta de arte y cultura que ofrece nuestra ciudad. Un proyecto de futuro que se asienta sobre los sólidos cimientos de una institución centenaria, fraguados gracias a la saludable sintonía entre la sociedad y las instituciones públicas.
En 1945, seis años después de finalizar la Guerra Civil, se inauguró un nuevo edificio público en el borde del ensanche moderno de Bilbao que lucía en su fachada el rótulo en capitales romanas “MVSEO”. Una hermosa construcción de estilo neoclásico diseñada por los jóvenes arquitectos Urrutia y Cárdenas servía para alojar no solo uno, sino tres museos. No se destaca lo suficiente el hecho de que Bilbao pusiera en marcha en el primer tercio del siglo XX tres museos dedicados al arte: el de Bellas Artes en el antiguo Hospital de Achuri en 1914, uno específico de Arte Moderno en 1925 y muy poco después, en 1927, el de Reproducciones Artísticas. Pocas ciudades, ya no solo españolas sino europeas, pueden lucir un programa tan intenso de fundaciones museales. Cuando abrió sus puertas el nuevo edificio en el Parque, se hizo el intento de reunir en él las tres colecciones. Los lectores más veteranos recordarán la ubicación de algunas obras señeras del Museo de Reproducciones en la galería abierta al exterior, mientras que las colecciones de los otros dos se repartían entre las plantas baja y alta.
Sin embargo, muy pronto se manifestó la limitación espacial del nuevo edificio para alojar un caudal creciente de obras de arte. Será a principios de los años 60 cuando se encomienda una vez más a dos jóvenes arquitectos, Líbano y Beascoa, diseñar la primera ampliación. Así, en 1970 se inaugura la primera construcción de nueva planta dedicada en España al arte contemporáneo. Entonces, las esculturas del Museo de Reproducciones se trasladaron a su actual sede en San Francisco y poco después, en 1975, la fuente de Arriaga recuperaba, tras años de censura, la escultura desnuda de Euterpe diseñada por Francisco Durrio en homenaje al compositor bilbaíno.
Durante la transición democrática y especialmente a principios de los años 80, la institución apostó decididamente por un nuevo modelo de museo moderno con la puesta en marcha de un intenso programa de actividades (exposiciones, cinemateca…) y nuevos servicios (educación, biblioteca, restauración, gabinete de estampas…), lo que obligó a sucesivas obras de reforma, la última inaugurada en 2001, coincidiendo con la apertura de otro nuevo museo de arte para la ciudad, el Guggenheim Bilbao.
Contrastado el éxito de esa apuesta cultural, el Museo de Bellas Artes se enfrenta actualmente a un nuevo proyecto de ampliación liderado por los arquitectos Norman Foster y Luis Mª Uriarte. Con el lema Agravitas, la propuesta ganadora en un competido concurso internacional proporcionará la tercera y decisiva arquitectura al museo. Una nueva galería acristalada se elevará sobre los edificios existentes, respetándolos escrupulosamente, mientras ofrece de forma generosa nuevos espacios para la colección y las exposiciones, así como para el intenso programa de actividades públicas y de educación.
Tan importante como el espacio ganado es la reorientación urbana del museo, que permite la incorporación de la plaza de Arriaga, cubierta, como nuevo hall de distribución de visitantes entre las distintas arquitecturas. Se facilita así la reapertura de la emblemática puerta principal del edificio de 1945, conectando el museo con la plaza de Euskadi y el ensanche de la ciudad en el siglo XXI hacia la ría y Abandoibarra.
Foster contribuyó con el diseño de una de las infraestructuras más relevantes de la regeneración del Bilbao metropolitano en los 80, como fue el Metro, y ahora nos propone, junto con Uriarte, una alternativa para prestigiar ante propios y extraños el veterano museo de Bilbao, cuya extraordinaria colección de más de 15.000 obras constituye el empeño enciclopédico más relevante de las instituciones dedicadas al arte no solo en Euskadi, sino en el conjunto de la región vasco-aquitana. Un museo en el que identificarnos con el pasado a través del arte universal y, al mismo tiempo, que representa la visión del arte de nuestro tiempo desde un lugar singular en el mundo como es nuestro país. Como dice el lema de nuestro proyecto estratégico, A(r)teak zabalduz, abriendo las puertas para difundir el arte.
Un último aviso: durante el tiempo de ejecución de las obras, el museo permanecerá abierto ofreciendo a sus visitantes una actividad constante en torno a su magnífica colección.
Miguel Zugaza
Director del Museo de Bellas Artes de Bilbao