Bilbao ciudad universitaria
Las ciudades del futuro que tengan personalidad y capacidad de convocar y atraer talento tendrán sí o sí, entre sus signos de identidad, apuestas decididas por la educación, la cultura y la investigación. Es verdad que hay también otras dimensiones a tener en cuenta, como la comercial o industrial, la vida sana, ecológica y saludable, el entorno jurídico estable y amigable, el ocio, o la cohesión social, por citar algunas. Pero las señaladas en la primera frase también han de marcar la esencia de las ciudades. Me fijo en estas breves líneas en un aspecto concreto: la universidad.
Los países quieren atraer talento. Las ciudades quieren atraer talento. Las empresas quieren atraer talento. Nosotros, como universidad, queremos atraer talento. Todos queremos a la mejor gente, más apta para la misión de nuestras organizaciones. Buscamos aptitud y actitud. Competencias y compromiso. El mundo cambia y se especializa. El ritmo de cambio pide ajustes continuos. Nuevas tareas y servicios. Algunos perfiles y puestos quedan anticuados. La demografía manda. Falta gente. Pero también “sobra” gente.
En estos procesos están los que avanzan, los se quedan atrás y los se quedan muy atrás. No vale mirar solo a los primeros de la clase. Hay que pensar en todos. No solo salvar mi casa. Sea mi casa, mi país, mi ciudad o mi empresa.
Quizá hay que hacer una economía a dos velocidades. Talento y empresas punteras para competir en contextos internacionales, cambiantes, exigentes. Estar presentes en los distintos mercados. Por otro lado, empresas más ‘sencillas’ que tengan entre sus objetivos facilitar la inserción laboral de los que por muchos motivos se han quedado atrás o tienen otras capacidades (sea edad, formación, salud, etc.) o no pueden seguir el ritmo de los más potentados. Los que sus condiciones de partida hacen que por mucha meritocracia que se fomente, algunos no avancen como desearían.
Los que lean este artículo de este blog de BM30 probablemente seamos del primer grupo, de los que tenemos formación y capacidad para crecer y competir en muchos ámbitos.
Las universidades tenemos un rol: formar ciudadanos e investigar. Bilbao alberga la institución universitaria privada o de iniciativa social sin ánimo de lucro más antigua del Estado español, la Universidad de Deusto. Nació y creció en una época de cambio para la villa a finales del siglo XIX.
Sigue renovándose, actualizándose y creciendo. Por ejemplo, en lo que toca a formar personas, Deusto ha crecido, solo en el último año, un 20% en los alumnos de primer curso de grado. El crecimiento viene de atrás: un 40% en tres años y un 70% en diez años. Esto es porque se ha adaptado a las necesidades de los alumnos y las empresas. Y porque ofrece una formación atractiva: atención al alumno, calidad académica contrastada, valores, empleo, cercanía a la empresa, internacionalización…
En lo que toca a investigación, también hemos crecido. Euskadi ha duplicado su producción investigadora en diez años, pasando de 4.000 a 8.000 productos científicos indexados. En esos mismos años, Deusto ha cuadruplicado su producción científica: publicamos cuatro veces más. De una “teaching university” hemos dado pasos hacia una “research university” y nos mencionan en rankings y acreditaciones internacionales. El campus de Bilbao supone casi un ochenta por ciento del conjunto de esta universidad jesuita.
Una de las iniciativas en las que la Universidad de Deusto está implicada estos años es UNIC. Es un consorcio de universidades europeas que se unen con una perspectiva: las ciudades post-industriales en tiempo de transición. Bilbao ha dado muchos pasos tras la crisis naviera y siderúrgica de hace lustros, algo parecido pasó a Rotterdam (Holanda); Cork (Irlanda) ha tenido que reinventarse desde que General Motors abandonara la ciudad, lo mismo Oulu (Finlandia) con la caída de Nokia, etc. Desde el concepto de “superdiversidad” (étnica, cultural, económica, religiosa, etc.) esas universidades nos unimos a nuestras ciudades e instituciones e incluimos cuestiones urbanas en nuestra enseñanza e investigación.
Bilbao puede ser testigo y promotor de los grandes valores tradicionales de Europa y la cultura occidental: la libertad, la justicia y la igualdad. Además de la libertad nuestra cultura habla de la distribución justa. Y también habla de otros valores como son la imparcialidad, el deber, la obligación, el bien y la racionalidad y el sentido de las cosas. En la carrera por la búsqueda de talento hemos de incluir todos estos valores.
En esta línea, Deusto colabora con el ayuntamiento en la iniciativa “Bilbao Balioen Hiria – Ciudad de valores”, para buscar incluirlos en muchas dinámicas municipales y ciudadanas. Es tarea de todas las instituciones y personas pensar en qué queremos como ciudad y cómo considerar valores y derechos humanos en nuestras políticas de desarrollo urbano.
José María Guibert
Rector de la Universidad de Deusto