Bilbao: Un Futuro que se Construye Hoy
Bilbao es una metrópoli conectada al mundo, una conexión que tiene sus raíces en su ría y su puerto, infraestructuras clave que nos han permitido desarrollarnos como una potencia industrial y comercial. Gracias al mar, Bilbao no solo se ha abierto al mundo, sino que también ha forjado su carácter, resiliente y global. Nuestro pasado industrial, con fortalezas en sectores como el energético y la automoción, nos ha diferenciado por nuestra calidad, fiabilidad y competitividad. Debemos estar agradecidos por este legado que nos ha posicionado en el mapa, pero también comprometidos a adaptarnos y evolucionar.
Como sociedad responsable, tenemos el deber de invertir en el futuro. Nuestras industrias y empleos deben evolucionar, alineándose con los retos del largo plazo. Si queremos mantener una calidad de vida alta, debemos enfocar nuestros esfuerzos en garantizar una renta per cápita elevada, algo que solo es posible si nuestra actividad económica sigue siendo competitiva y capaz de reconocer el valor de nuestros profesionales a través de mejores remuneraciones. Esto exige una economía que ponga en valor tanto su presente como su futuro.
Urbanismo y educación: Construyendo una ciudad atractiva y colaborativa
Con este rumbo, Bilbao debe ser una metrópoli que no solo sea sostenible, sino también un entorno atractivo y amigable, que fomente valores, conectividad y colaboración. El equilibrio entre el crecimiento urbano y la sostenibilidad es esencial para lograr esto. Más allá de construir espacios verdes o adoptar tecnologías avanzadas, necesitamos un urbanismo que priorice las necesidades de las personas, promoviendo comunidades inclusivas y vibrantes. Los barrios de Bilbao, con su rica historia y diversidad, deben recibir inversiones que preserven su identidad cultural mientras los transforman en espacios de bienestar y progreso.
Al mismo tiempo, la educación debe ser el motor que impulse esta transformación. Desde edades tempranas, debemos formar a generaciones en competencias globales, fomentando la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de colaborar en un mundo interconectado. Esto implica no solo adaptarnos a las demandas actuales del mercado, sino también inculcar valores de responsabilidad, innovación y sostenibilidad. Una educación de calidad debe estar respaldada por un entorno urbano que inspire, motive y conecte a las personas, fortaleciendo a Bilbao como un lugar donde vivir, trabajar y soñar.
Para consolidar este modelo, nuestras empresas deben colaborar estrechamente con el sistema educativo, garantizando que el talento local encuentre oportunidades en un entorno competitivo y global. Solo así podemos asegurar una inercia positiva que haga de Bilbao una metrópoli atractiva tanto a nivel nacional como internacional, manteniendo su esencia mientras avanza hacia el futuro.
El empresario/a: Pilar de la economía y la identidad global
Y en este barco, quienes lideran nuestras empresas son un pilar fundamental para la prosperidad de Bilbao, no solo como generador de empleo y riqueza, sino también como impulsor de innovación y competitividad. En un mundo donde la competencia global es intensa, su papel es clave para garantizar que Bilbao mantenga una posición relevante y respetada. Sin embargo, culturalmente estamos perdiendo el apetito por el emprendimiento y el reconocimiento del valor que generan las empresas. Asumir riesgos se vuelve cada vez más difícil en una sociedad que tiende a acomodarse a una buena calidad de vida.
Fomentar una cultura que valore el emprendimiento es esencial para revertir esta tendencia. Crear empresas no surge en el vacío: requiere un entorno que nutra la creatividad, la colaboración y la resiliencia. Los empresarios no solo crean riqueza a través de salarios e impuestos; también son responsables de dinamizar sectores estratégicos y explorar nuevas oportunidades que fortalezcan nuestra sostenibilidad a largo plazo. Esto demanda políticas locales que respalden el emprendimiento, aseguren recursos adecuados y reconozcan al talento como el recurso más estratégico.
Mientras miramos hacia un mercado europeo y global cada vez más competitivo, debemos integrar nuestra identidad cultural como parte de nuestra estrategia. Las personas que impulsan el desarrollo económico con cara y ojos, el euskera, nuestras fiestas, nuestra gastronomía y el sentido de comunidad son activos únicos que pueden ayudarnos a destacar en un mundo globalizado. El desafío está en reinventar estas tradiciones para convertirlas en elementos diferenciadores que conecten Bilbao con el mundo, haciendo de nuestra metrópoli un lugar que equilibra modernidad e identidad.
Reflexión final: Bilbao, ¿herencia o legado?
Nuestra sostenibilidad futura depende de nuestra capacidad para cuidar lo que tenemos, evolucionar hacia lo que necesitamos y posicionarnos donde debemos estar. No podemos fomentar el trabajo público frente al privado, ni destacar con la tasa de absentismo laboral más alta de España. Es necesario encontrar el equilibrio adecuado para mantenernos competitivos y, de esta manera, garantizar el bienestar social.
El Bilbao metropolitano tiene una oportunidad única de liderar con el ejemplo, de demostrar que el progreso no está reñido con la humanidad ni con la identidad. Al final del día, lo que hace especial a Bilbao y su metrópoli no es solo su arquitectura o sus paisajes; son las personas que le dan vida. Construyamos juntos una ciudad donde cada bilbaíno y bilbaína pueda sentirse orgulloso/a, no solo por lo que hemos sido, sino por lo que estamos destinados a ser.
Alejandro Ormazabal
Vicepresidente del Grupo Velatia