Demografía, igualdad y cohesión social
Tenemos un territorio en el que la población está disminuyendo drásticamente. Vamos a ser menos y vamos a ser más mayores. Este es un dato fundamental para definir la estrategia de la sociedad que queremos ser, ya que obliga a partir del hecho de que la población activa será insuficiente para sostener y mantener las necesidades sociales crecientes que demandará la Tercera Edad.
Según datos de febrero del año 2015 el envejecimiento en la población en Euskadi alcanza su máximo histórico tras años de crecimiento vertiginoso de las personas de mayor edad, en detrimento de los jóvenes. Más concretamente en Euskadi ya hay 140 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años. Lo que arroja una tasa de 140% de envejecimiento. Reseñar que esta tasa se ha multiplicado por cinco en las últimas cuatro décadas. Un dato revelador: la tasa de envejecimiento en 1975 se situaba en el 28%, es decir, había 28 mayores de 65 años por cada 100 menores de 16 años. El punto de inflexión se marcó en 1996. Ese año Euskadi pasó de ser una sociedad “joven” a otra “envejecida”, donde la tercera edad tiene un peso mayor. Los avances médicos que han logrado alargar la esperanza de vida y la fuerte caída de la natalidad son los factores que explican esta evolución.
Dado que los cambios demográficos que puedan producirse tendencialmente requerirán un plazo de tiempo no corto, la captación de población inmigrante puede ser el factor capaz de equilibrar la situación. ¿Estamos preparados social y económicamente para atraer suficiente población inmigrante, de acuerdo a nuestras necesidades actuales y futuras y con las mismas garantías de igualdad de oportunidades que para el resto de personas?.
A fin de garantizar la igualdad de oportunidades en el Bilbao Metropolitano, resulta especialmente importante por sus repercusiones a futuro, reducir la tasa de pobreza infantil, que aumentó del 7,3 % al 11,2 % en el período 2008-2014.
El apoyo a los menores en riesgo de exclusión ha de continuar en etapas posteriores, a fin de asegurar que tengan éxito en la educación infantil, primaria y secundaria.
Todas estas iniciativas para favorecer la igualdad de oportunidades en la infancia contribuyen decisivamente a evitar la cronificación de las situaciones de pobreza y la dependencia de determinados sectores de la población del sistema público de ayudas sociales.
El aprovechamiento pleno del capital humano del Bilbao Metropolitano requiere también avanzar más rápidamente en la incorporación, en igualdad, de la mujer al mercado de trabajo. A pesar de la progresiva equiparación de los niveles formativos entre hombres y mujeres, la tasa de actividad femenina sigue siendo inferior a la masculina. Esta menor tasa de actividad femenina no sólo viene incentivada por los altos niveles de desempleo, sino también por factores culturales y el reparto desigual de tareas domésticas y del cuidado de las personas dependientes.
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