Nuevos instrumentos de gobernanza metropolitana: círculos colaborativos
El Bilbao metropolitano es una realidad urbana de casi un millón de habitantes formada por más de una treintena de municipios que en los últimos 40 años han experimentado un proceso de transformación de difícil parangón a nivel europeo. Este torrente de municipios se abrazan a lo largo de la ría del Nervión-Ibaizabal y de la bahía de El Abra. La centralidad y fortaleza del municipio capital de Bilbao es indiscutible desde el punto de vista cultural, empresarial, universitario y dotacional pero el resto de municipios no ha querido quedarse atrás y todos ellos han ido reforzando progresivamente sus propias centralidades.
Hace tiempo que muchos de estos municipios dejaron de ser ciudades dormitorio o meros escenarios fabriles. Todos ellos, con mayor o menor relevancia, combinan hoy día de forma equilibrada la actividad económica, social y cultural con la necesaria función residencial. Y un buen número de ellos alberga, además, equipamientos de gran ciudad beneficiándose de la realidad metropolitana de la que forman parte. Empezando por la actividad industrial pero también la actividad portuaria, la actividad ferial y expositiva, mucha de la actividad comercial periurbana, los centros y parques tecnológicos, el principal campus de la universidad pública y un largo etcétera de equipamientos y dotaciones que se distribuyen a lo largo y ancho en entorno metropolitano. Esta circunstancia ha permitido que hoy disfrutemos de una conurbación en gran medida descentralizada y policéntrica. Y, en consecuencia, razonablemente equilibrada.
Esta distribución de funciones y dotaciones, lleva a que cualquier persona pueda vivir en uno de los municipios y desplazarse en la vida diaria a otro para trabajar, investigar, estudiar, abastecerse de bienes y servicios, consumir cultura, disfrutar de la Naturaleza o, simplemente, socializar. La red de carreteras interurbanas y la red de transporte público metropolitano siguen siendo competitivas y soportan, con algunos síntomas de agotamiento, este imparable proceso de movilidad interurbana e interacción metropolitana. La metrópoli es un hervidero de experiencias compartidas.
Paradójicamente, a nivel institucional, se advierte en los últimos años una cierta dificultad para abordar procesos de interacción y coordinación intermunicipal. Puede que la realidad multi-municipal que caracteriza al Bilbao metropolitano no favorezca específicamente la toma de decisiones conjuntas entre municipios ni asegure el suficiente aprovechamiento de las sinergias que indudablemente aporta la gobernanza compartida. En ese sentido, hay recorrido hoy día para abordar de forma colaborativa procesos urbanísticos supramunicipales, también para cooperar en la prestación de servicios públicos o para superar conjuntamente desafíos comunes que superan la realidad local (la acción climática, la transición ecológica, el reto demográfico o el desarrollo tecnológico).
Surge en este punto la oportunidad de reinventar la gobernanza interinstitucional en nuestro entorno metropolitano y experienciar nuevos modelos de colaboración multinivel mediante el establecimiento de redes y estructuras organizativas innovadoras, a modo de círculos colaborativos de carácter metropolitano o supramunicipal. Círculos que toman la forma de laboratorios, de consejos o de consorcios colaborativos que persiguen el intercambio de conocimientos, la gestión de oportunidades de colaboración y la coordinación de esfuerzos para abordar desafíos comunes. Espacios estables de colaboración en materia urbanística, económica, industrial, de emprendimiento, cultural, educativa, tecnológica, energética, de acción climática o social. Mecanismos de trabajo conjunto que actúan como catalizadores de un proceso ascendente de colaboración e interdependencia entre los municipios del entorno metropolitano.
A través de estos espacios, los municipios trabajan de manera colaborativa en el desarrollo de proyectos compartidos, optimizando recursos y asegurando una mayor eficacia y perspectiva. Adicionalmente, estos espacios de colaboración sirven también para impulsar la solidaridad entre municipios, superar las disparidades socioeconómicas y promover un desarrollo sostenible e inclusivo en un Bilbao metropolitano cohesionado.
Una nueva forma de hacer ciudad, de hacer “gran ciudad”, empoderando a las instituciones locales mediante nuevas capacidades de decisión y de gestión colaborativa que les permita afrontar en primera persona los desafíos que les transcienden al tiempo que aprovechan las oportunidades que brinda ser parte de una gran ciudad.
Carlos Cuerda
Economista y socio de Naider