Solo podremos conseguirlo colaborando
Como nuevo rector de la Universidad de Deusto agradezco la oportunidad de participar en este espacio de reflexión, que nos permite construir conjuntamente una visión de lo que queremos ser en el futuro.
La Universidad de Deusto ha contribuido a lo largo de su historia al bienestar y progreso cultural y socioeconómico de Euskadi. Hemos creado y difundido cultura. Hemos formado a líderes que han protagonizado la trayectoria de instituciones y empresas de nuestro país y el dinamismo de nuestra sociedad civil. También hemos generado conocimiento y transferencia que han influido en las decisiones de muchas organizaciones y en las políticas públicas de nuestras administraciones. Contemplamos con humildad ese bagaje, sabedores de que construimos a hombros de gigantes. En el futuro queremos seguir influyendo positivamente en nuestra sociedad, pero entendiendo correctamente el papel que en este nuevo tiempo nos corresponde, que no es el mismo que a finales del siglo XIX, o en la posguerra, o en la reconversión industrial.
Sabemos que hoy la forma de transformar la realidad es, más que nunca, a través de la colaboración con otros. En nuestro nuevo Plan Estratégico 2023-2026 hemos definido hasta nueve proyectos para responder a la opción estratégica de impulsar el trabajo en redes y su impacto social. Queremos servir a los proyectos colectivos desde nuestra singularidad. Bilbao es ya un hub de conocimiento con presencia cada vez mayor de universidades, centros formativos y centros de investigación. Colaboramos con la mayoría de ellos y pensamos que aportamos prestigio, calidad, innovación e internacionalidad a ese ecosistema. También una especial relación con el tejido productivo y social. Lo hacemos además desde nuestra visión humanista cristiana que nos lleva a tener una perspectiva crítica y libre de la realidad y a fomentar ese mismo espíritu.
Vamos a participar en todas las iniciativas y estrategias que contribuyan a posicionar a Bilbao como ciudad del conocimiento. Somos parte de un consorcio de ciudades europeas post-industriales llamado UNIC, que promovemos como espacio propicio para compartir proyectos de formación e investigación entre universidades punteras situadas en ciudades con experiencias análogas a la nuestra: Rotterdam (Holanda); Cork (Irlanda), Oulu (Finlandia), Bochum (Alemania), etc.
Señalaré dos ámbitos donde pensamos que en los próximos años debemos hacer un esfuerzo. En primer lugar, en la atracción de talento. Respondemos a la demanda de numerosos agentes. Por nuestra parte, apostamos por articular los esfuerzos de la Universidad, la empresa y la administración para que la oferta de estudios, y en particular la oferta de posgrados, sea una vía propicia para atraer talento. Todos los esfuerzos de colaboración que hagamos para facilitarlo merecerán la pena.
En segundo lugar, la formación continua. Debemos atender las demandas sociales de una economía en constante y acelerado cambio que requiere de ofertas de calidad para formar y recualificar en nuevas competencias. Lo estamos haciendo a través de programas executive, cursos experto de diferente tipo y la nueva apuesta por las microcredenciales. Pero la Universidad debe definir bien su papel en ese desafío.
En ambos casos debemos diagnosticar correctamente las necesidades de nuestro tejido productivo y contribuir con fórmulas universitarias innovadoras a la formación y atracción de talento. No somos los únicos que lo vamos a hacer, ni lo vamos a poder hacer solos. Nuestros objetivos nos exigen colaborar y sincronizar bien los esfuerzos. Estamos ya implementando una auténtica estrategia cluster de cooperación entre las universidades y otros agentes.
No nos da miedo ser parte de ecosistemas amplios, no controlar los procesos en los que estamos envueltos, perder protagonismo y notoriedad. Nuestro propósito es que las transformaciones en las que participamos, poniendo nuestro grano de arena, supongan avances hacia una sociedad con mayor bienestar, justicia social y cuidado del medio ambiente. Esa es la misión de la Universidad de Deusto hoy.
En este nuevo contexto, queremos actualizar el pensamiento de uno de los bilbaínos más universales, el que fuera General de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe SJ: «No tengo miedo al nuevo mundo que surge. Tengo miedo a que tengamos poco o nada que ofrecer y que decir a este mundo. Me espanta que podamos dar respuestas de ayer a los problemas de mañana. No pretendo defender nuestras equivocaciones, pero tampoco quiero que cometamos la mayor de ellas: la de esperar con los brazos cruzados y no hacer nada por miedo a equivocarnos».
Juan José Etxeberria
Rector de la Universidad de Deusto