Comentar el futuro a largo plazo es un ejercicio de riesgo, aunque siempre existen factores previsibles, lo cierto es que con toda seguridad habrá unas incidencias sustantivas las cuáles tendrán una influencia esencial en todos los órdenes societarios.
Esas “incidencias sustantivas”, no solo los avances tecnológicos – elementos clave en la transformación de una sociedad –, sino también cambios sociales afectados por esos avances tecnológicos moldearán la estructura de la sociedad en el futuro.
Ciñéndonos al Bilbao Metropolitano y restringiéndonos desde el prisma económico, surgen varias reflexiones al respecto.
La primera y más obvia es prepararse para ese futuro, con la debida cautela al ignorar muchos elementos que en su momento conformarán el Bilbao Metropolitano.
El elemento esencial para la mencionada “preparación”, es la FORMACIÓN en todos los niveles y desde una cultura de aprendizaje permanente, lo que supondrá la creación de un background sólido que facilitará la adaptación a los continuos y rápidos cambios que se darán sin duda alguna.
Desde una óptica económica, esa formación no solo debe consistir en la adquisición de conocimientos y en el manejo de las nuevas herramientas, también debe incluir la potenciación de emprendedores, fomentando las vocaciones empresariales, y otorgándoles un rol de liderazgo en la sociedad.
Ese “fomento” y “potenciación” de emprendedores implica también un reconocimiento por parte de la sociedad, ya que los proyectos que emanen de ese colectivo serán la base de la economía de Bilbao Metropolitano.
Partiendo de la manida expresión, de que el futuro hay que prepararlo desde el presente, todos los sectores sociales (públicos y privados) se deben volcar a tal fin.
Un proyecto y realidad como Bizkaia Accelerator Tower es un buen ejemplo de la necesidad de prepararse para el futuro desde el presente. Un centro interconectado internacionalmente, donde los emprendedores además de poder desarrollar sus proyectos, se ven coadyuvados por un entorno que facilita el networking y el enriquecimiento profesional a través de experiencias compartidas.
En definitiva, la formación continua, la aplicación de nuevas herramientas y el elemento esencial humano son las bases para afrontar los retos que vengan del futuro, que en gran medida ya están presentes.
También resulta necesaria la transformación de nuestras empresas, la inmensa mayoría con una dimensión de “Pyme”, con los efectos negativos que ese tamaño conlleva, debilitando su competitividad y las posibilidades de crecimiento.
Esto es, debemos apoyar la concentración de mencionadas empresas, con el objetivo de que vayan acumulando un crecimiento orgánico e inorgánico y estén en condiciones de encarar el futuro con nuevas y mayores herramientas.
Para ello, entre otros factores, es primordial el acceso a fuentes financieras complementarias al crédito bancario.
Bilbao a principios del siglo XX fue un ejemplo de financiación a través de los mercados de valores, y en concreto de la Bolsa de Valores de Bilbao. Decenas de empresas cotizaban en el corro bilbaíno y conseguían una financiación para poder acometer sus proyectos. En concreto, algunas de ellas han llegado a convertirse en multinacionales siendo líderes mundiales en sus respectivos sectores.
Lo que fue una necesidad de obtener recursos propios se resolvió gracias al mercado de valores, y durante el tiempo transcurrido la mencionada financiación “pública” ha continuado cumpliendo su objetivo.
Y es más que previsible que en el futuro se seguirá demandando una financiación externa a través del mercado de valores.
De nada sirve lograr un colectivo de emprendedores bien formados si no disponen de la posibilidad de obtener recursos económicos para implementar los proyectos empresariales. Por ello, es menester qué igual que en el pasado y en el presente las empresas puedan complementar la captación de recursos económicos a través del ahorro convertido en inversión de una multitud de ciudadanos, los cuales con una pequeña inversión cada uno de ellos se logre un sumatorio suficiente para consolidar los planes de negocio de las empresas.
Todo ello, la formación constante, diversas fuentes de financiación, el reconocimiento a los líderes y/o emprendedores, se debe basar en una ética y solidaridad social.
Ambos valores ética y solidaridad social debe totalizar todo el funcionamiento de la sociedad y por supuesto la propia actividad de las empresas.
En un futuro el Environmental Social Governance habrá alcanzado su máxima expresión en todos los órdenes económicos. La aplicación de los valores ESG será el elemento de clave de bóveda de todo el funcionamiento empresarial, con el objetivo de conseguir un entorno solidario y con una corresponsabilidad en todo el ecosistema, incluyendo el medio ambiente.
Son muchos los elementos que configuran el futuro a largo plazo, muchos los desconocemos, pero los factores comentados serán elementos imprescindibles en el desarrollo y funcionamiento de todo el Bilbao Metropolitano.
Manuel Ardanza Fresno
Presidente Bolsa Bilbao en Grupo BME